A los mandos en ICO

A principios de 2001 llegué al Instituto de Crédito Oficial (ICO) para hacerme cargo de la Subdirección General de Tecnología. Mi labor según el Presidente del Instituto consistiría en «llevar la tecnología de ICO al sitio que le correspondía».

¡Ardua tarea me encomendaba!

Había mucho trabajo por delante: sistemas obsoletos, usuarios descontentos y moral baja del equipo, compuesto mitad y mitad por personal propio y personal  externo (en total 32 personas).

Así que allí estaba yo con mi flamante nombramiento como CIO («Chief Information Officer») y CTO («Chief Technology Officer») decidiendo por dónde empezar. Lo primero era conocer el equipo humano y estudiar el estado global de la situación. También había que acoplarse con el resto de directivos para alinear la tecnología con el negocio.

ICO es un tanto peculiar por ser mitad Administración Pública (dependía del Ministerio de Economía o Ministario de Economía y Hacienda según el momento) y mitad Entidad Financiera. Por otra parte su presupuesto tecnológico no es el de una gran empresa. En resumen, no servían las recetas estándar y había que aplicar el sentido común.

¡Apáñate como puedas!

Hubo que trabajar duro, muy duro para sacarlo adelante.  Negociando con proveedores, atendiendo a las necesidades de las distintas Direcciones Generales de ICO, gestionando equipos heterogéneos de personas, procurando agilizar los procedimientos, preparando los comités para «vender nuestras ideas» y conseguir las aprobaciones necesarias… y atendiendo simultáneamente cualquier problema informático grave.

¿Quién dijo que no se trabajaba en la administración?

Pero todo esto no era nada ante la satisfacción interior cuando veíamos que los asuntos salían adelante.  Llevamos a cabo proyectos de todo tipo y aprendimos mucho durante todo el periodo.  Fue como una carrera de fondo, había que regular para poder aguantar el esfuerzo continuado.

Quizá lo más importante de todo es que pasamos de un sistema casi artesanal de entender la TI a otro industrial.  Llevamos el control a magnitudes mesurables y así poder tener la información precisa de la situación en cada momento.

En algo más de cuatro años que duró mi estancia en el cargo logramos con creces el mandato que teníamos:

  • Habíamos modernizado la informática y las comunicaciones de ICO.
  • Teníamos un sistema eficiente de servicio y atención de incidencias controlado estadísticamente.
  • Equipo de unas 50 personas (1/3 propios y 2/3 externos) con moral alta y trabajando con alto rendimiento.
  • Clientes internos (=usuarios) satisfechos, presupuesto afinado con el gasto controlado.
  • El nivel de seguridad informática era muy bueno.
  • Se habían modernizado la infraestructura, las herramientas de trabajo y los puestos de los usuarios.
  • Se habían triplicado las aplicaciones que daban servicio en producción.

¿No es para estar satisfechos?

Todo esto no habría sido posible sin contar con un equipo del que me encuentro muy orgulloso.  Especialmente tengo que dar las gracias a mi segundo de abordo, Jesús Olivas, al que siempre tuve al lado para apoyarme y aconsejarme.  Llevándolo a símiles marineros, este capitán habría hecho poco si no hubiera sido por la tripulación.

¡Buen trabajo, camaradas!

Habrás comprobado que este relato no he mencionado ningún proyecto específicamente.  Algunos de los más significativos quizá merezcan capítulo aparte…

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